Se cree que, ese mismo día, Sánchez aprovechó que conocía a la víctima, por ser vecino de la misma localidad, y la habría interceptado. Se presume que habló con ella y logró que esta abordara su carro; luego la habría trasladado hasta un inmueble, el cual es conocido en la zona como una finca para el cultivo de café.
Al parecer, una vez en el lugar, el sospechoso llevó a Allison a unos 140 metros de la entrada principal de esa finca y, presuntamente, la golpeó con fuerza. De acuerdo con la prueba obtenida en la investigación, aparentemente, producto de la actuación de Sánchez, a la víctima se le cayeron sus lentes y uno de sus aretes, objetos que quedaron en ese sitio.
Según la Fiscalía, el golpe le ocasionó a la víctima una herida sangrante y, en apariencia, la dejó inconsciente. De esa manera, se sospecha que el imputado introdujo nuevamente a Allison en su carro, la amarró de sus manos y luego la colocó en la cajuela del vehículo.
En apariencia, el sujeto condujo el auto hasta un botadero clandestino ubicado en San Jerónimo de Cachí. Al parecer, Sánchez sacó a Allison, quien permanecía inconsciente, y la lazó al precipicio, el cual es de unos 450 metros de profundidad.
A partir de la desaparición de la joven, las autoridades policiales y los familiares de estas iniciaron labores de búsqueda, las cuales se extendieron por al menos seis meses. Fue en setiembre del 2020 cuando se ubicaron en dicho botadero algunas prendas de vestir de Allison, así como sus restos óseos.