Con la participación de personal fiscal, judicial, personas abogadas de la Oficina de Defensa Civil de la Víctimas, así como profesionales en trabajo social y psicología de la Oficina de Atención y Protección a la Víctima del Delito, se realizó la charla “Implicaciones psicológicas y sociales forenses en las víctimas de delitos sexuales y trata de personas en sus diversas manifestaciones”. La actividad se desarrolló durante la tarde del 23 de febrero.
La charla fue impartida por la trabajadora social Roxana Mesén Fonseca y el psicólogo Alexander Araya Tijerino, profesionales del Departamento de Trabajo Social y Psicología del Poder Judicial, quienes expusieron sobre los diversos programas que atiende ese despacho, en el ámbito pericial. Entre ellos están violencia doméstica, familia, penal juvenil, víctima infanto-juvenil (PAVIJ) y pensiones.
Asimismo, abordaron temas relacionados con las condiciones sociales de las personas ofendidas, mitos relacionados con las víctimas de la trata de personas, factores vulnerabilizantes, el deterioro psicológico de estas, entre otros.
La trabajadora social manifestó que para la evaluación social de la víctima del delito de trata de personas se deben analizar diferentes variables, como el entorno previo, los procesos de captación, condiciones vulnerabilizantes, elementos de riesgo, afectaciones sociales, factores protectores, entre otros.
Por otra parte, en relación con las consecuencias en la salud las personas víctimas del delito de trata de personas, el psicólogo señaló que “las experiencias traumáticas que sufren las víctimas de la trata de personas suelen ser complejas, múltiples y pueden ocurrir durante un plazo muy prolongado durante y después de conocidos los hechos”.
El especialista recalcó que no hay dos víctimas iguales, por más similares que sean sus vivencias, y las repercusiones que este delito deja son diferentes en cada persona.
La fiscala adjunta de la Unidad de Capacitación y Supervisión, Mayra Campos Zúñiga, dijo que “la acción formativa no solo busca reforzar el conocimiento, si no la toma de conciencia y la sensibilización en el abordaje de las víctimas vulnerables y vulnerabilizadas, comprendiendo cómo la victimización secundaria puede ser tan grave como el hecho mismo, si las personas funcionarias no logran dar una atención adecuada a cada víctima en particular”.